13. Los cristianos primitivos acudían a Dios para no caer en
tentación.
"No nos metas en tentación" (Mt. 6:13).
"Velad y orad, para que no entréis en tentación" (Mt. 26:41). ¿Qué es
tentación? Siempre es, de una forma u otra, el engaño de que algo debe desearse
más que Dios y sus caminos. Por lo tanto, la oración para librarnos es que no
caigamos en ese engaño sino que siempre probemos y sepamos que Dios y sus caminos
deben desearse por encima de todas las demás.
14. Los cristianos primitivos acudían a Dios para que
cumpliera sus propósitos y los capacitara para hacer buenas obras.
"Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para
que nuestro Dios ... cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder"
(2 Ts. 1:11). "No cesamos de orar por vosotros ... para que andéis como es
digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra"
(Col. 1:9-10). Conocemos por experiencia y por las palabras de Jesús en Hechos
20:35 que "más bienaventurado es dar que recibir" . Por lo tanto,
cuando oramos para que se nos capacite para dar así, estamos orando por grandes
bienaventuranzas.
15. Los cristianos primitivos acudían a Dios para el perdón
de sus pecados.
"Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros
perdonamos a nuestros deudores" (Mt. 6:12). Esta es una súplica por la
continua aplicación y el disfrute del gran pronunciamiento presentado para nosotros
en Jesucristo: ¡Justificado! Esta posición en Cristo que nos asegura el favor
de Dios es el fundamento de todo nuestro gozo.
16. Los cristianos primitivos acudían a Dios por protección del
diablo.
"Líbranos del mal" (Mt. 6:13). El diablo es el
gran engañador. El objetivo de todos sus engaños, como el de las tentaciones,
es el que deseemos cualquier cosa – incluso cosas buenas, seguras y sanas – más
que a Dios. Él ofrece miles de sustitutos y nos amenaza con miles de desdichas
en este mundo. Cuando oramos para librarnos de él, queremos decir: Nunca
permitas que nos sintamos atraídos por los sustitutos, y nunca nos permitas
deducir a partir de nuestras desdichas que Dios no es nuestro amigo que todo lo
satisface.
Cada cosa por la que oraba la iglesia primitiva era parte de
su lucha por el gozo en Dios. Si esto no fuera verdad, la oración habría sido
interesada. Habrían estado haciendo de Dios un genio y de la oración la lámpara
de Aladino. Pero cuando Jesús dijo: "pedid, y recibiréis, para que vuestro
gozo sea cumplido" (Jn. 16:24), quiso decir: "En todo lo que pidan
busquen la plenitud del gozo en mí. De esta forma todo lo que pidan me
glorificará". Así que luchemos por el gozo pidiendo por él a Dios
ardientemente, y luchemos por el gozo pidiendo por todas las demás cosas con
esta única y grandiosa meta: En y mediante todos estos dones ver más a Cristo y
gustar más de Él.
"Cuando No Deseo a Dios", John Piper, Editorial Portavoz.
"Cuando No Deseo a Dios", John Piper, Editorial Portavoz.