PORQUE LOS LLANEROS SOLITARIOS SON LLANEROS MUERTOS. Solos, aislados y sin tener que rendirle cuentas a nadie, nos hace blancos perfectos para la tentación. Los rezagados son víctimas fáciles. Sin otras personas que nos alienten, que velen por nosotros y que nos enfrenten cara a cara cuando hay pequeñas debilidades en nuestras vidas, muchas veces terminaremos deslizándonos a cometer pecados serios.
NOS NECESITAMOS EL UNO AL OTRO. En Efesios 4:29, Dios nos dice que nos edifiquemos mutuamente. Necesitamos de otros cristianos que hablen, canten y que algunas veces nos repitan en voz alta las verdades de la Palabra de Dios (5.19).
Conviértete en una persona que rinde cuentas. ¿Cómo es esto? Una relación en la que se rinde cuentas es aquella en la que un cristiano le da permiso a otro creyente para que examine su vida con el fin de hacerle preguntas, desafiarlo, amonestarlo, aconsejarlo, alentarlo y que, por otro lado, le proporcione aportes que enriquezcan su vida individual de acuerdo a los principios cristianos que sostienen ambos.
¿A QUÉ CLASE DE PERSONA DEBEMOS BUSCAR?
En primer lugar, busca a alguien que tema a Dios, que se tome en serio Su palabra. No te conformes con la persona con la que te sientas más cómodo; busca alguien que te haga sentir incómodo con tu pecado.
Si es posible, es mejor rendirle cuentas a alguien que sea más fuerte en las esferas en que tú eres débil.
En el caso de los adolescentes, lo ideal es que la relación en que se rindan cuentas comience con los padres. Dios te ha dado a tus padres para que te protejan y te proporcionen cuidado espiritual.
También es importante que esa persona a la que le rindes cuenta no sea un miembro del sexo opuesto. No es muy sabio hacerlo porque conduce a la tentación y a una intimidad fuera de lugar.
Por último, a este tipo de relación le hace bien tener una estructura y ser constantes. Por ejemplo, preguntarte cómo estás y ser sincero al responder; llamar por teléfono y preguntar cómo estás, etc.