El noviazgo alicate
Una de las funciones principales de los alicates es la de apretar y halar, apretar y halar, apretar y halar.
Los términos “apretarse”, darse unos “kisses”, “besuquearse” o algún otro sinónimo similar, son simplemente formas curiosas de llamar a los besos entre parejas.
Específicamente las relaciones alicate son todas aquellas donde no hay un compromiso real de por medio ya sea por parte de él, de ella o de los dos. Son sólo besos y nada más (nada más en el mejor de los casos).
El problema principal es que así como ellas o ellos te besaron, así lo seguirán haciendo con todos o todas las demás. De flor en flor, de boca en boca, de labio en labio, de beso en beso.
Las películas, series de televisión y canciones han intentado destruir la hermosa sensación de dar un beso por amor. Dan a entender que el sexo es un juguete, ¿cuánto menos los simples besos?
Hoy, “apretarse y halar”, o sea, darse un beso con quien sea y desaparecer del mapa es lo normal. Sin romanticismo, sin flores, sin abrazos, sin palabras tiernas, sin cartas de amor, sin sentimientos, sin realidad. No confundamos amor con besos, ni el uso de la razón con la emoción.
El amor no hace daño, el amor no traiciona, el amor es maduro, el amor es sincero. El amor debe expresarse más que con la boca, con el corazón, con los oídos cuando escuchamos, con ayuda cuando necesitamos compañía, con palabras de aliento cuando hay desánimo o simplemente con una sonrisa cuando hay alegría.
El noviazgo microondas
Los microondas fueron inventados para eso, para apresurar las cosas y que la comida esté lista más rápido que con el proceso normal. Incluso hay algunos que sacan la comida antes de que pasen dos minutos. ¿No te ha pasado?
Esta sociedad nos ha invadido con sexo, desde el anuncio de una aspirina hasta el anuncio de agua cristalina. Todos muestran a mujeres y hombres con cuerpos esculturales. Comerciales que nos atacan directamente y sin pensar. Es allí donde nacen las relaciones microondas. Han pasado del amor a la pasión, o sea, que en menos de dos minutos de estar juntos, suena la campanilla y ya los dos están listos y arden de deseo por tener relaciones sexuales.
El diálogo se ha perdido, ya no se comunican, solamente con gemidos indecibles o miradas de vacas locas. Las respiraciones se vuelven más profundas y las manos ya no saben que más tocar (están poseídos por un espíritu de pulpo). Parecen pulpos, ¡solo manos!
Es muy fácil creer que todo eso es amor. Pero uno de los principios más importantes cuando se ama es dar, no pedir. Y en estas relaciones sólo piensan en satisfacer sus deseos personales. Se vuelven egoístas, sólo piensan en sí mismos, no en consecuencias ni en futuros. No en proyectos ni en sueños. Puede más la pasión que el amor.
La verdadera prueba de amor se da cuando la pareja es capaz de apagar el microondas y sustituirlo por comunicación, por miradas a los ojos y no a las curvas, por conversaciones del futuro y no pequeños placeres del presente.
El microondas tiene varias características:
- Calienta sólo por un rato. Esto en otras palabras significa que son amores pasajeros.
- Al sonar la campana todo se acaba. Es cuestión de esperar que haya un pequeño problema, un campanazo por allí y todo se acaba. Igual, ya tuvieron lo que querían.
- Sirve para muchos y diferentes platos. Las personas involucradas en las relaciones microondas entran en el circulo vicioso. ¡Sexo, le dejo o me deja, busco otro! Nos convertimos no en plato de segunda mesa, sino de todas las mesas.
- Seguirán destruyéndose si no apagan el microondas y destruyendo a los que quieran calentar su alimento de amor en ellos.
La verdadera prueba de amor no es dar, sino cuidar tu cuerpo. Dile a tu pareja que te ame respetándote. Si te deja...¡solo quería sexo!