En Mateo 7.24-27 Jesús presenta a dos hombres que construyeron casas, probablemente en el lecho seco de algún arroyo. Uno trabajó intranquilo en su casa pero no pensó en lo absoluto en el cimiento; Jesús lo llamó insensato. El otro se aseguró de construir su cimiento sobre la roca sólida y Jesús lo llamó sabio.
Pero este es un comentario asombroso y poderoso de las personas que tienen un conocimiento mental pero corazones vacíos. Se refiere a personas que oyen el mensaje, le prestan atención y lo entienden. Saben lo que se espera que hagan...pero no lo hacen.
A menos que usted edifique su vida sobre el cimiento de la justicia divina, va a arruinarse. No importa lo que parezca por fuera, ni cuan desesperadamente conduzca su actividad espiritual, si todo lo que tiene es conocimiento de cabeza, la inundación se lo llevará cuando venga.
Ambos constructores representan a las personas de hoy que probablemente se consideran cristianos. Ambos tal vez leen la Biblia, asisten a las reuniones en la iglesia y están atareados edificando algún sistema de valores espirituales. La tremenda diferencia es que el uno es sabio y el otro es insensato, porque el uno construye sobre la roca y el otro sobre la arena.
El cimiento de una casa es invisible. Una vez que el edificio está terminado, no se puede ver, y es difícil saber cuál casa es sólida y cuál no. Ambas casas tienen la misma apariencia. Muchos oyen, pero si al examinar su vida todo en ella ha sido oír y nada de hacer, no se engañe pensando que es cristiano.
SIMILITUDES
Varias similitudes interesantes existen entre los dos constructores en esta parábola. En primer lugar, ambos construyeron casas, que representan estructuras espirituales, así que ambos se dedicaron a vivir sus vidas con la prioridad de la actividad espiritual que tenía que ver con el reino de Dios.
Segundo, probablemente construyeron sus casas en el mismo lugar, porque la misma tempestad los azotó a ambos. Los verdaderos cristianos y los falsos invariablemente viven lado a lado, en la misma calle. Tal vez asisten a la misma iglesia, tal vez oyen al mismo predicador, asisten a los mismos estudios bíblicos, y son tan similares que resultan indistinguibles para la mayoría de las personas.
Tercero, al parecer construyeron sus casas con estilo exterior similar, porque la única diferencia que el Señor mencionó fue el cimiento. Ambos tal vez porten una Biblia y un cuaderno, eleven oraciones y participen en las actividades de la iglesia. Ambos tal vez den al Señor cantidades similares de dinero. Ambos parecían cristianos similares hasta que se llega al punto capital del asunto, y es el cimiento invisible que está debajo de todo. Sólo un examen de conciencia sincero y cuidadoso puede revelar la verdad en cuanto a la realidad oculta.
LA ROCA DE LA VERDADERA FE
Así que nuestro Señor estaba diciendo que la persona que vive una vida en la que solamente oye y nunca hace está viviendo en la arena de la voluntad humana, de la opinión humana, de las actitudes humanas: las arenas movedizas de la filosofía humana de auto-servicio. Aunque oiga, no está sobre la roca. Por otro lado, el sabio que oye la Palabra de Dios y edifica su vida sobre ella tiene un cimiento de roca. Su corazón se ha sometido en verdadera fe y sumisión a la Palabra de Dios. Eso lleva el fruto de la obediencia.La única evidencia visible que usted tendrá de su salvación es una vida que se vive en dirección de la obediencia. Es la prueba de que genuinamente se ha postrado ante el señorío de Jesucristo y que ha sido transformado por su gracia para ser siervo de la justicia del Señor.
DEFINAMOS LAS DIFERENCIAS
El uno construyó a lo fácil, el otro a la manera difícil. Es fácil construir sobre la arena: simplemente alise su lote y construya su casa. El insensato lo hace por la vía fácil por dos razones. Primero, los necios siempre están apurados. Proverbios nos dice que los necios tienen prisa. El necio siempre está buscando resultados rápidos, incluyendo la evangelización veloz.
Segundo, el necio es superficial. Este es uno de los que proclaman creer en Cristo, que dicen haber oído el evangelio y lo han aceptado y, sin embargo, no dan evidencia alguna por la forma en que viven sus vidas. No hay nada de arar hondo, ni trabajo de azadón, ni cimiento, ni quebrantamiento de corazón en el insensato.
ESFUERZO MÁXIMOOtra característica del sabio o verdadero creyente es que se deja enseñar. Los fariseos no se dejaban enseñar; no se les podía decir nada. Demasiadas personas son así; profesan a Cristo pero no quieren oír todo lo que exige el verdadero cristianismo. Rechazan el llamado a negarse a sí mismos. Sostienen en alto sus propias ideas, metas y designios. Quieren hacerlo a su manera, y cuando uno trata de enseñarles el camino correcto, no quieren ni oírlo. No se debe a que sean cristianos que no se dejan enseñar; es que son falsos cristianos.
"Difícil de Creer", John MacArthur, Grupo Nelson.