La frase: "No os afanéis" significa "No se preocupen". La expresión significa una preocupación desmedida por los medios de vida, que ha degenerado en ansiedad, esto es, ansiosa inquietud, o preocupación. Jesús no está denunciando la prudente previsión, que es esencial en una vida bien ordenada. Tampoco está defendiendo una actitud de descuidada negligencia.
Lo que prohíbe no es el cuidado sino la exagerada preocupación que demostró Marta. La antítesis de esa actitud no es el descuido o despreocupación, sino confianza y seguridad puestas en el amor y el cuidado del Padre. Al apartarnos de esa confianza, el diablo quiere seducirnos al pecado infructuoso y debilitante de la preocupación ansiosa. Si falla con la tentación de la avaricia, intentará hacernos caer en la ansiedad.
Lo que prohíbe no es el cuidado sino la exagerada preocupación que demostró Marta. La antítesis de esa actitud no es el descuido o despreocupación, sino confianza y seguridad puestas en el amor y el cuidado del Padre. Al apartarnos de esa confianza, el diablo quiere seducirnos al pecado infructuoso y debilitante de la preocupación ansiosa. Si falla con la tentación de la avaricia, intentará hacernos caer en la ansiedad.
Si esta ansiosa preocupación aún no se ha transformado en hábito, no dejemos que nos atrape. No importa lo que suceda, no debemos preocuparnos ansiosamente. Para apoyar su exhortación, Jesús seleccionó tres áreas de la vida que son de mayor preocupación para todos: la comida, la bebida y el vestido.
LA PREOCUPACIÓN ANSIOSA ES INNECESARIA
"Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?" (v. 26).
Los pájaros no pueden almacenar el alimento o la bebida para futuras necesidades y, sin embargo, sus necesidades son suplidas. De cualquier manera, la ansiedad no cambiaría la situación si llegase a escasear el alimento o la bebida. Teniendo un Padre celestial es innecesaria la preocupación ansiosa.
LA PREOCUPACIÓN ANSIOSA NO TIENE SENTIDO
"¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos" (vs. 27-29).
El consenso general es que "añadir a su estatura" debiera traducirse "podrá prolongar su vida". Jesús está diciendo que no tiene ningún sentido el cuidado ansioso. Ninguno puede añadir una fracción de tiempo a su vida. En realidad es más probable que en vez de prolongarla, la acorte.
La preocupación por las crisis del presente tiende a producir más úlceras y trombosis que soluciones. Sólo sirve para afectar nuestros juicios y limitar nuestra capacidad de encontrar soluciones adecuadas o para enfrentar emergencias.
LA PREOCUPACIÓN ES FALTA DE FE
"Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?" (vs. 30, 31).
Confianza y preocupación no pueden compartir la misma cama. Son mutuamente antagónicos. El uno niega al otro. Preocuparnos ansiosamente denota falta de fe.
LA PREOCUPACIÓN ES PAGANA
"Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas" (v. 32).
Al preocuparnos nos hacemos como paganos, que están absortos en la búsqueda de cosas terrenales. De esa manera perdemos la característica que nos distingue de ellos, el de ser la sal de la tierra. La ansiedad implica tanto no tener afecto filial como no tener fe.
LA PRIORIDAD DE LA FE
Si tenemos como prioridad los intereses del Reino de Dios y el logro de un carácter santo, no tendremos por qué estar ansiosos. Una vez establecidas correctamente nuestras prioridades, todo lo demás se ubicará naturalmente. El Padre suplirá todo lo que realmente necesitemos.
En su última exhortación nuestro Señor resumió todo lo que había estado diciendo acerca del pecado de la preocupación ansiosa: "Así que, nos os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propio afán. Basta a cada día su propio mal" (v. 34).
¿Por qué añadir las posibles complicaciones del mañana a las reales preocupaciones de hoy? ¿Por qué salir a buscar el futuro desconocido? Cada día acarreará su propia cuota de preocupación; ¿para qué aumentar la carga de hoy por adelantarnos a los problemas futuros? Todo lo que eso lograría sería ponernos en condiciones desfavorables para enfrentar las exigencias del mañana.
Tomado del libro “Perfil de un Verdadero Discípulo”, Desarrollo Cristiano.