«LA DESOBEDIENCIA A LOS PRINCIPIOS MORALES QUE DIOS
ESTABLECIÓ SABIAMENTE PUEDE PRODUCIRNOS PLACER EN EL PRESENTE, PERO SIN DUDAS
EXISTIRÁN SEVERAS CONSECUENCIAS EN EL FUTURO»
Quisiera que siempre recordemos que nadie puede romper los
principios de la Palabra de Dios sin sufrir las consecuencias, por lo que es
necesario que actuemos con sabiduría y prudencia siempre que debemos decidir
entre hacer lo correcto y ser bendecidos o hacer lo incorrecto y sufrir las consecuencias.
Dios no esconde las lecciones que son imprescindibles para
nuestra vida sólo por proteger el testimonio de uno de nuestros paladines. Él
muestra a los grandes héroes de nuestra fe con virtudes y defectos tal como nosotros.
Las historias que aparecen en la Biblia nos muestran los pecados y errores de
otros hombres que amaron a Dios o se rebelaron contra Él para que al estudiar
sus experiencias no cometamos los mismos errores. Ellas nos muestran cómo actúa
Dios y cómo debemos actuar nosotros si queremos disfrutar de las bendiciones
divinas.
Para usted que anhela tener en su mente principios que le
ayuden a escoger vivir como Dios quiere que viva, comparto las siguientes enseñanzas:
1. «La belleza y simpatía son virtudes muy atractivas, pero quien
no actúa con temor de Dios y sabiduría puede sufrir consecuencias muy nocivas»
Al trabajar por muchos años con jóvenes me di cuenta que la gran
mayoría de las señoritas bien parecidas tienen la tendencia de jugar con las
emociones de los muchachos. Ellas saben que llamaban la atención y aprovechan
ese encanto para convertirse en rompecorazones.
Por su parte, los muchachos bien parecidos e inteligentes
tienden a convertirse en «don Juanes» que cambian de chicas constantemente. La
belleza y la simpatía pueden utilizarse con mucha sabiduría pero algunos la
usan para jugar en el mundo emocional y de las relaciones interpersonales. La
belleza no es mala y tampoco debe ser perjudicial la simpatía, sin embargo,
existen personas que no saben manejarla.
2. «Apasionarse ciegamente buscando con astucia llegar a la relación
sexual, se considera un pecado y traerá a ambos graves consecuencias que
lamentarán»
La pasión enceguece y es un grave peligro. Lo terrible es
que todo comienza con una inocente mirada y un «cosquilleo» en el corazón. Unos
pocos cruces de miradas, un acercamiento, un paseo, un toque de las manos y
vamos cayendo lentamente en el apasionamiento. Es sutil al comienzo, pero se
torna muy peligroso si permitimos que nuestra naturaleza pecaminosa nos domine.
Corremos peligro de llegar a las relaciones sexuales
prematrimoniales cuando permitimos caricias sexuales que excitan y son alimento
de las pasiones. Mientras más apasionado son los besos, más grande es el deseo
de tener lo prohibido. Mientras más nos sumergimos en las caricias y permitimos
que nos domine nuestra pasión, más peligrosamente caemos en la excitación. De
allí a las relaciones prohibidas sólo hay un pequeño descuido.
Debido a que las relaciones sexuales son apasionantes y
están prohibidas por Dios antes del matrimonio, somos tentados precisamente a
buscarlas. Nuestra naturaleza pecaminosa nos pinta un panorama atractivo y
nuestros actos seductores y excitantes preparan el terreno para anhelar
apasionadamente lo prohibido.
Y es que cuando nos metemos en caricias apasionadas, la
persona se encuentra bajo el control de sus emociones y puede pasar por encima
de su razón. Cuando esto ocurre existe la posibilidad de romper cualquier ley
de los hombres y de Dios. Satanás no nos trata de inducir al pecado diciéndonos
que lo que Dios manda es erróneo y malo para nuestra vida. Él simplemente hace
de la carnada algo tan tentador y atractivo que por un momento nos enceguecemos
y nos olvidamos de Dios. No lo odiamos, sino que nos olvidamos de Él.