La pureza sexual no es una opción, de acuerdo con el mandato de Dios es una obligación


Pablo no permitía que el pensamiento de la sociedad lo influenciara. No le interesaba lo que pensaba la mayoría. A pesar del estilo de vida inmoral, no cambiaba su mensaje sino que proclamaba el mensaje de pureza en la vida cristiana. Los cristianos de aquellos tiempos enfrentaban conflictos, eran diminutas islas de moralidad, rodeados de vastos océanos de relaciones sexuales ilícitas, marejadas de impureza y grandes corrientes de libertinaje. Pero a pesar de ello, Pablo no cambió su mensaje.

Pablo revela que la voluntad de Dios es nuestra santificación. Vivir vidas santificadas es vivir vidas separadas para el servicio de Dios. Es vivir conforme a los principios establecidos por el Dios santo. Es separar su vida de lo pecaminoso e impuro. Pablo además pide que nos apartemos de fornicación, es decir, de las relaciones sexuales prematrimoniales. El Dios santo que creó el sexo para que se disfrute en la relación de un hombre y una mujer que se unen en matrimonio, no permite que se realice el acto sexual sin tener un compromiso matrimonial.

Cuando hablamos de virginidad, hablamos de pureza moral en nuestro cuerpo, por eso es necesario tocar algunos aspectos prácticos que se relacionan directamente con el cuerpo. Cuando un cristiano escoge voluntaria y deliberadamente cometer acciones de impureza, generalmente no es el único que sufre las consecuencias, muchas veces esta decisión trae deshonra a la familia, tristes consecuencias a otras personas inocentes y por supuesto, también trae vergüenza a todo el Cuerpo de Cristo, es decir a la Iglesia del Señor.

El llamado a la pureza se confirma bien en la Palabra de Dios y al ser la virginidad parte de la pureza sexual, no es una opción para el cristiano; según el mandato de Dios y la filosofía de su Reino esta es una obligación. No permita que los cientos que le presionan cambien sus principios. No tolere que el pensamiento liberal de sus amigos o la gran motivación que existe en la sociedad de vivir respondiendo a nuestras pasiones, le motiven a hacer lo erróneo. No consienta en que su novio o su novia le convenzan de que ya tienen un compromiso para casarse y que en nada afecta tener relaciones sexuales.

No acepte que le convenzan de que para demostrar su amor debe dar una probadita de su cuerpo. Recuerde, el Creador de la vida, nuestro Dios que creó todo con propósito y que conoce lo que es perjudicial para su vida, determinó que las relaciones sexuales deben disfrutarse exclusivamente cuando exista una genuina relación matrimonial. Por lo tanto, todo los que desobedezcan sufrirán consecuencias en su vida física, emocional y espiritual.

Toda señorita que desee preservar su integridad y que no quiera siquiera poner en riesgo su pureza debe tener mucho cuidado cuando su novio comience a evidenciar actitudes y acciones sospechosas, sobre todo después de recibir una enseñanza como esta. Si nota que su novio comienza a apasionarse, a extralimitarse en sus caricias, a tratar de preparar el ambiente para algo más comprometedor, toda señorita debe tener la capacidad de detectar esos intentos. Si actúa como si no pudiera contener más la pasión e insinúa sus deseos de continuar excitándose, sin duda está avanzando en su acercamiento pues siente la necesidad de satisfacer sus deseos de tener relaciones sexuales aunque ella no sienta, ni piense, ni desee lo mismo.

Debo advertirle que encontrarse en lugares solitarios, escuchar música romántica y permitir caricias y besos son algunas de las condiciones ideales para que llegue el momento en que la persona más apasionada sexualmente tendrá serias dificultades para contener sus impulsos.

En todos los casos que he tratado, las chicas que llegaron al embarazo fueron cometiendo pequeños errores que preparaban el terreno para el episodio final. Ninguna de ellas inició su relación pensando que llegaría a esas instancias. Ninguna pensó que quedaría embarazada. Ellas llegaron a vivir experiencias muy angustiosas porque paso a paso permitieron acciones erróneas. Algunos de los jóvenes tampoco lo pensaron, pero eran jóvenes que poco a poco fueron descubriendo sus fuertes inclinaciones sexuales y no les impidieron sus avances.

Otros acostumbraban a jugar con las chicas, no estaban dispuestos a esperar o eran promiscuos sexuales. Algunos de los que dejaron muchachas embarazadas no tuvieron control de sus pasiones, las chicas no establecieron límites saludables desde el principio de la relación, poco a poco fueron permitiendo una mayor cercanía física y no tuvieron suficiente prudencia para evitar lugares y situaciones que propiciaran un acercamiento inadecuado.

"Cartas al Joven Tentado", David Hormachea.
Reunión de Jóvenes sábados a las 6 pm Urb. Alvarez Thomas D-11