El efecto del carácter en nuestras relaciones con los demás
Una persona que posee carácter tiene un impacto en todos los que componen su círculo de influencia. Los hombres y las mujeres de carácter poseen autoridad moral. Cuando tú estás con personas que han demostrado ser competentes en las áreas de la integridad y la preocupación por los demás, te sientes seguro. Bajas la guardia. Tal vez hasta empieces a imitar su enfoque de la vida y su manera de resolver los problemas. Sin estar consciente de ello, tú adoptas algunas de sus normas y voluntariamente sigues a ese tipo de personas. Su carácter es contagioso.
Hay algo atractivo en este tipo de personas. Descubrimos que queremos ser como ellas. Disfrutamos de su compañía. Las relaciones con estas personas se entablan con facilidad.
De igual manera, la ausencia de carácter provoca su propia reacción en cadena. Cuando tus conocidos tienen la reputación de comprometer su integridad para evitar una pérdida personal, no sólo pierden tu respeto sino también destruyen tu confianza en ellos. Siempre existe una duda interna asociada a la relación. Queda una sensación de desconfianza y enigma en torno a estas personas.
No se necesita observar mucho para reconocer que la norma de Dios para el carácter se diseñó para preservar las relaciones. Aquellos que lo cumplen, con o sin intención, recibirán su recompensa de manera relacional. Aquellos que no lo cumplen, ya sea por soberbia o ignorancia, perderán el gozo de las relaciones auténticas.
Donde hay carácter, hay compatibilidad. Donde no hay carácter, hay conflicto.