Las trampas del diablo (IV)

Obrar para quitar la palabra sembrada en el corazón
En la parábola del sembrador (Mt. 13:1–9; 18–23) el Señor Jesús explica cómo será la predicación del evangelio. En el versículo 19 encontramos que el mismo Satanás perturbará la vida de algunos para que no reciban la semilla del evangelio: Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón (Mt. 13:19). El poder invisible detrás de toda incredulidad es nuestro enemigo.

Para poder descubrir cómo el enemigo efectúa su obra debemos volver al texto bíblico. Es notable que la palabra cayó junto al camino, un lugar pisoteado por los peatones. El problema no tiene que ver con el mensaje ni con el sembrador sino con la tierra. Da la idea de que el terreno se ha hecho duro y resistente, lo cual facilita el trabajo de las aves.

El príncipe de este mundo emplea varios agentes para endurecer los corazones y así asegurar que la palabra no penetre. Para los hindúes son los millones y millones de dioses a quienes rinden culto. Es fácil y común que un hindú reciba a Cristo como uno de muchos caminos pero no como el único (Jn. 14:6). Para el budista es el temor a los espíritus malos. Para el moro es Alá porque, según el musulmán, Jesús es simplemente un profeta respetado. Para el intelectual hay una variedad de filosofías que provocan su imaginación: el racionalismo, el ateísmo, el marxismo, el humanismo, la nueva era, etc. Para otros lo que ha endurecido el corazón es un desengaño del pasado o una mala experiencia con el verdadero cristianismo.
Reunión de Jóvenes sábados a las 6 pm Urb. Alvarez Thomas D-11