Elecciones luego del matrimonio: Consolida la relación (Gn 2.24, "se unirá")
El plan de Dios para el matrimonio obliga a esposos y esposas a unirse, o, literalmente, aferrarse uno al otro. Un buen matrimonio está basado más en el compromiso que en los sentimientos o la mera atracción.
De acuerdo con Mal 2:14 y Pr 2:17, el matrimonio es un pacto o contrato irrevocable al que estamos atados. Cuando dos personas se casan, ellos prometen ser fieles uno al otro sin importar lo que ocurra. El divorcio no es una opción en esta alianza.
1. La esposa promete ser fiel Aunque el esposo envejezca; pierda su salud, su riqueza, su empleo o su encanto; inclusive si aparece alguien más apasionante.
2. El esposo promete ser fiel Aunque su esposa pierda la belleza y su atractivo; aunque ella no sea tan pulcra y arreglada como a él le gustaría; aunque ella gaste el dinero en tonterías o sea una mala cocinera. Tanto el esposo como la esposa prometen aceptar absoluta responsabilidad por su relación – de este modo se comprometen uno con el otro sin importar los problemas que puedan surgir.
Dios usa el matrimonio como una representación de la unión de Su familia. Cuando somos salvos, estamos comprometidos con Cristo (2Co 11:20). Durante toda la vida esperamos el gozoso momento de convertirnos en Su amada. Cuando una persona se hace cristiana, deja su antigua forma de vida, su propia justicia, el interés de servirse a sí mismo, y se vuelve a Cristo – quien murió por los pecadores.
Así como Dios NUNCA pensaría en dejarnos, de la misma forma nosotros con nuestra pareja.