La intención de él y ella nunca fue la de involucrarse
románticamente en su primera cita. Él no tenía «sólo una cosa en mente», y ella
no era «esa clase de chica». Simplemente ocurrió lo que ocurrió. Habían salido
juntos, y luego se fueron a casa de ella a ver un video. Durante la película, ella
hizo un chiste sobre él. Él comenzó a hacerle cosquillas. La lucha juguetona
entre ambos de pronto cesó, al hallarse mirándose a los ojos, mientras él se
inclinaba sobre ella. Se besaron. Era como algo que habían visto en las
películas. Se sentían tan bien…
Pudo haberse sentido bien, pero la prematura introducción
del contacto físico a la relación añadió confusión. Él y ella en realidad no se
conocían bien, pero de repente se sentían muy cerca el uno del otro. Al
progresar su relación, mantenerse objetivos se hizo cada vez más difícil. Cada
vez que intentaban evaluar los valores sobre los cuales descansaba su relación,
inmediatamente venía a sus mentes la intimidad y la pasión presente en su
relación física. «Es obvio que nos amamos», pensaba ella. ¿Pero en verdad se
amaban? Sólo porque dos labios se han tocado, no quiere decir que los corazones
se han unido, y dos cuerpos que se atraen mutuamente no significa que dos
individuos pueden convivir como pareja. Una relación física no es lo mismo que
el amor.
Cuando consideramos que en nuestra cultura el «amor» y el
«sexo» se consideran intercambiables, no nos debe sorprender que la mayoría de
los noviazgos modernos confundan la atracción y la intimidad sexual con el
verdadero amor. Tristemente, muchos creyentes tienen este tipo de vínculos que
refleja esta falsa manera de pensar.
Al examinar el progreso de la mayoría de las relaciones,
podemos ver con claridad cómo es que la práctica de las citas y el noviazgo
alientan esta sustitución. En primer lugar, este tipo de unión no siempre involucra
un compromiso de por vida; por esta razón, muchos comienzan por la atracción
física. La actitud fundamental es que los valores principales de una persona
provienen de su apariencia física y su comportamiento durante la cita. Aun
antes del primer beso, el aspecto físico y sensual ya ha tomado prioridad sobre
la relación.
Segundo, a menudo la relación se dirige desenfrenadamente
hacia la intimidad artificial. Debido a que este tipo de relación no requiere
compromiso, las dos personas involucradas permiten que las necesidades y las
pasiones del momento se vuelvan centrales. La pareja no se considera como posibles
compañeros de por vida, o tampoco toman en cuenta las responsabilidades de un
matrimonio. En vez de esto, se concentran en las demandas del momento, y es con
este tipo de mentalidad que la relación física de la pareja puede fácilmente
convertirse en el centro de atención.
Si un chico y una chica pasan por alto la etapa de la
amistad, a menudo la lujuria se convierte en el interés que los une. Como
resultado, la pareja juzga la seriedad de su relación basado en el nivel de la
relación física. Dos personas que salen juntas anhelan sentir que son especiales
el uno para el otro, y pueden expresar esto concretamente a través de la
intimidad física. Comienzan a distinguir su relación especial por medio de
darse las manos, besarse y todo lo que le sigue. Es por esta razón que la
mayoría de las personas creen que salir con alguien implica cierto nivel de
participación física.
Centralizándose en el aspecto físico dentro de este tipo de
vínculos, es simplemente pecado. Dios demanda pureza sexual, y lo hace por nuestro
bien. Involucrarse con otra persona físicamente puede distorsionar la
perspectiva que dos individuos deben tener el uno del otro y llevarlos a tomar
decisiones poco sabias. Dios también sabe que inevitablemente llevaremos con
nosotros al matrimonio los recuerdos de las relaciones físicas pasadas. Él no
desea que vivamos vidas llenas de culpa y remordimiento.
Relacionarse físicamente puede lograr que dos individuos se
sientan muy cercanos el uno al otro. Pero, si muchas parejas evaluaran el
enfoque en su relación, es probable que descubrieran que lo único que tienen en
común es lo físico.
"Le dije adiós a las citas amorosas", Joshua Harris.