¿Cómo se produce el cambio en nuestras vidas?


El evangelio resulta esencial no solo en la conversión, sino en la transformación constante de los creyentes.

Dice en 2 Corintios 3:18: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”. Preste atención a los tres aspectos siguientes.

1) El camino a la semejanza de Cristo está en mirarla gloria del Señor”. Mirar o contemplar es transformarse. Nos transformamos “en la... imagen” del Señor fijando nuestra atención en su gloria. Esa es la forma en que el Espíritu Santo realiza el cambio constante en nosotros. Él no nos cambia directamente, nos cambia permitiéndonos ver la gloria de Cristo.

2) La dinámica de la transformación personal en 2 Corintios 3:18 supone que nos transformamos en aquello que admiramos y en que fijamos nuestra atención. Mirando... la gloria del Señor, somos transformados... en la misma imagen”. Sabemos que es así por experiencia. Mirar con admiración provoca cambios. De sus héroes adquiere gestos, frases, tonos de voz, expresiones faciales, hábitos, conductas, convicciones y creencias. Mientras más digno de admiración sea el héroe y más intensamente lo admire, más profunda será su transformación.

3) La transformación que ocurre a partir de contemplar la gloria de Cristo en el evangelio tiene lugar de manera paulatina. Contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria”. Hablar de su transformación en términos de “gloria” muestra que la glorificación cristiana comienza con la conversión, no la muerte ni la resurrección.

Por consiguiente, debemos pensar que la vida cristiana se parece más y más a la gloriosa persona de Cristo. El primer y más importante significado de dicha semejanza es espiritual y moral. Y mientras contemplamos la gloria de Cristo en el evangelio y nos deleitamos en su pureza, comenzamos a ver al pecado como algo repugnante y a la salvación con magnífica.

Al cambiar nuestra percepción espiritual de todas las cosas por mantener la vista fija en Cristo, nuestra conformidad con Cristo se hace muy práctica. Nuestro comportamiento cambia.

"Dios es el Evangelio", John Piper, Editorial Portavoz.
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