El carácter y nuestra relación con la comunidad
Existe un efecto expansivo en todas las relaciones dentro de nuestra comunidad. Para que nuestras comunidades sean funcionales, los individuos que las conforman deben ser funcionales. El carácter piadoso no solo debe estar presente, sino que también debe ser predominante. Esta es la norma básica del principio del dominio propio.
El principio del dominio propio se basa en la premisa de que cuando una persona o entidad no puede gobernarse a sí misma internamente, en un momento dado la gobernarán las fuerzas externas (un padre que castiga a su hijo, un policía que apresa a un joven, un pueblo que se rebela contra sus autoridades). Sin importar el tamaño o el tipo de comunidad, la clave de su éxito es el carácter de sus individuos.
Los dos frentes en los que regularmente vemos la aplicación de este principio son el hogar y la iglesia local. Las deficiencias del carácter son el núcleo de cada hogar dividido o cada iglesia dividida.
Los hombres y las mujeres que buscan el carácter saben que el conflicto es simplemente otra oportunidad, por lo que se enfrentan a él desde esa perspectiva. A su juicio, siempre hay una opción en la que ambas partes ganan, si es que estas le dan prioridad al requisito de hacer lo correcto.
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