¿Cómo tratar los problemas comunes en relación con su devocional? (2)

El problema de las temporadas de sequía

Esto ocurre cuando parece que no sacamos mucho provecho de nuestro devocional. Esto lo puedes superar cuando comprendes que nunca debes juzgar tu devocional a partir de tus emociones. Las emociones pueden mentir; los sentimientos van y vienen. Si vas a tener tu devocional solo cuando “te sientas” a gusto, el diablo se va a asegurar de que nunca te sientas así.

Sin embargo, los períodos de sequedad en tu devocional pueden ser el resultado de una de estas cosas:
1. Desobediencia
Un pecado en tu vida que no hayas confesado. Dios no te va a mostrar nada nuevo hasta que hagas lo que te ha sido revelado.
2. Tu condición física
Quizás no has descansado lo suficiente. Si vas a tu devocional cansado y medio dormido, no vas a obtener mucho de él. De hecho, hay una estrecha relación entre lo físico y lo espiritual. A veces la cosa más espiritual que podrás hacer es irte a acostar temprano cada noche.
3. Intentar hacerlo demasiado aprisa
La prisa es la muerte del que ora. Con tu ojo en el reloj, echarás a perder tu tiempo con el Señor.
4. Lo haces por rutina
Cuando es un ejercicio legalista en lugar de un deleite con el Señor, es un grave peligro. Por ello, debes tener variedad y mantenerlo interesante, para ti y para el Señor.
5. No compartir tus descubrimientos con otros
De hecho, cuando más damos, más recibimos. Comparte los descubrimientos de tus devocionales con otros y verás qué pasa.

Si después de todo no consigues nada, hable con Dios al respecto. No te des por vencido (Gá 6.9).

¿Cómo tratar los problemas comunes en relación con su devocional?

Tan pronto como empiece su devocional o incluso se comprometa con tener uno regularmente, se va a encontrar con problemas y dificultades. Satanás querrá impedir su cita diaria con el Señor. Veamos cuatro de los problemas más comunes:

El problema de la disciplina

Lo que podríamos llamar “la batalla de las sábanas”, salir de la cama para tener el devocional. Cuando el diablo y la carne hacen equipo, se hace difícil tomar la decisión correcta. Veamos algunas pautas para superar esto:

1. Acuéstese temprano (Sal 127.2)
No es bueno consumir la vela por ambos extremos. Fije una hora para acostarse.

2. Levántese de inmediato y camine
La batalla se gana o se pierde en los primeros segundos. Si se detiene a pensarlo, ya habrá perdido.

3. Sea consciente de los “ladrones del tiempo”
De estos ladrones, el 90% se encuentra la noche anterior, y de estos, la televisión es la culpable número uno.

4. Acuéstese teniendo en mente las Escrituras (Jos 1.8; Sal 1.2)
Váyase a dormir con el pensamiento de “Nos vemos en la mañana, Señor”. Pídale a Dios que lo levante con sus primeros pensamientos enfocados en él.

¿Cómo tener un tiempo devocional? Siga un plan sencillo

Una de las metas para cada creyente en nuestra iglesia es que tenga el buen hábito de leer su Biblia todos los días. Aquí un plan sencillo de cómo hacerlo.

El plan sugerido puede recordarse mediante las siguientes palabras, que empiezan con la misma letra: relájese, requiera, relea, reflexione y recuerde, registre y requiera.

1. Espere en Dios (relájese). Quédese quieto por un minuto; no llegues corriendo ante la presencia de Dios, ni empieces a hablar de inmediato. Siga la amonestación de Dios (Sal 46.10; Is 30.15; 40.31). Permanezca quieto por un breve tiempo mientras asume una actitud reverente.

2. Ore brevemente (requiera). Este no es un tiempo de oración, sino una breve oración de apertura para pedirle a Dios que limpie su corazón y lo guíe a estar un tiempo juntos.

3. Lea una sección de las Escrituras (relea). Aquí es donde empieza su conversación con Dios. Él le habla a través de Su Palabra y usted le habla a Él en la oración. Lea su Biblia…
- Lentamente.
- Repetidamente.
- Sin detenerse.
- En voz alta pero apacible.
- Sistemáticamente.
- Consiga una visión amplia de un libro.

4. Medite y memorice (reflexione y recuerde). Para que las Escrituras le hablen de un modo significativo, debes meditar lo que lee y memorizar los versículos que en lo particular le hayan hablado. La meditación es “contemplar con seriedad un pensamiento una y otra vez en su mente”, es "leer y pensar". Además de su meditación seleccione y memorice un versículo que tenga un significado particular para usted.

5. Escriba lo que Dios le ha mostrado (registre). Ponerlo por escrito lo ayudará a recordar lo que Dios le ha revelado y a revisar sus descubrimientos bíblicos.

6. Tenga su tiempo de oración (requerir). Después de que Dios le haya hablado a través de Su Palabra, hable con él en oración. Para ayudarlo a recordar las partes de la oración, piense en el acróstico O-R-A-R.

O: Oración de alabanza al Señor. Empiece su tiempo de oración alabando a Dios por lo que él es y por lo que ha hecho. Cuando tenga su devocional piense en por lo menos 5 cosas que le puede agradecer a Dios ese día (Sal 100.4; Fil 4.5; 1Ts 5.18).

R: Reconozca sus pecados. Esta es la oración de confesión. No se limite a decirle a Dios los pecados que ha cometido, también pídale que lo ayude a volver de ellos. Esto es el arrepentimiento (Sal 32; 51; Pr 28.9,13; 1Jn 1.9).

A: Alce la voz por usted y por otros. Hay oraciones de petición y de intercesión. La Biblia llama a los cristianos a interceder por otros, a orar unos por otros.

R: Ríndase a la voluntad de Dios. Su tiempo de oración debe terminar con una renovación de su compromiso con el Señor. Reafirme el señorío de Jesucristo en su vida y empeñe su sumisión y obediencia para ese día a él (Ro 12.1-2; 14.8-9).

ALGUNOS PENSAMIENTOS FINALES
- Varíe su plan. Cambie de métodos de vez en cuando.
- Pase todo un devocional en acción de gracias.
- Pase todo un devocional memorizando las Escrituras.
- Recuerde su propósito principal: lograr conocer a Cristo. No permita que su devocional se convierta “en cumplir con su deber”. Recuerde que está ahí para reunirse con Jesucristo y lograr conocerlo.

¡Fabiola ingresó a la universidad!


Este domingo por la tarde Fabi (casi en el centro, de celeste), dio su examen en la Universidad Católica, y por la noche recibió la grata noticia, ¡ingresó a la facultad de Publicidad y Multimedia.

Ayer lunes por la tarde fueron a celebrar junto con ella Frank, Karlo, Alan, Esteban y Oswaldo. La pasaron bien, un merecido reconocimiento a su ¿esfuerzo? Jajajaja. ¡Felicitaciones Fabi!

Fabiola, al igual que varias señoritas de nuestra iglesia, tiene un gran espíritu dentro y fuera de la iglesia. Ayuda a su mamá en el trabajo, y es de mucha bendición para nosotros. La consideramos parte de nuestra familia, y sé que Dios tiene grandes cosas para su vida.

Al igual que ella, Katya (primera a la izquierda) ingresó hace varias semanas atrás, a Ingeniería Comercial...así que señoritas, ¡no se relajen! Descansen en el campamento de jóvenes en Mejía, del 18 al 23 de enero, con jugo de piña en coco, junto al mar...¡y a estudiar duro!

Dios las bendiga.

¿Cómo tener un tiempo devocional? Escoja un lugar especial

El lugar donde vamos a tener nuestro devocional también es importante. La Biblia enseña que Abraham tenía un lugar donde se encontraba regularmente con Dios (Gn 19.27). Jesús acostumbraba orar en el jardín de Getsemaní en el Monte de los Olivos (Lc 22.39).

Su lugar debe ser un lugar solitario. Un lugar en el que pueda estar a solas, donde haya quietud, y donde sepa que no lo molestarán ni lo interrumpirán. Puede ocurrir que en nuestro actual ruidoso mundo occidental esto requiera ingenio, pero es necesario. Debe ser un lugar. . .

1. Donde puedas orar en voz alta sin molestar a otros
2. Con buena luz para poder leer (quizá un escritorio)
3. Donde se sienta cómodo. PELIGRO: no tenga su devocional en la cama. ¡Allí es demasiado cómodo)

Su lugar debe ser un lugar especial. Donde decida tener su cita con el Señor, haga que ese sea un lugar especial para Él y para usted. A medida que pasen los días, ese sitio cobrará mucho significado a causa del maravilloso tiempo que habrá estado allí con Jesucristo.

Su lugar debe ser un lugar sagrado. En él es donde se encontrará con el Dios viviente. Donde usted se encuentre con el Señor puede ser tan santo como el lugar donde Abraham se encontraba con Dios. No tienes que ser en el edificio de la iglesia. La gente ha tenido su devocional en sus autos, estacionados en algún lugar tranquilo, en un clóset vacío de su casa, en sus patios, incluso en algún vestidor de béisbol. Cada uno de estos lugares ha llegado a ser sagrado para ellos.

¿Cómo tener un tiempo devocional? Aparte un tiempo especial

Una pregunta frecuente es: “¿Cuánto tiempo debo pasar con el Señor por la mañana?”. Este es un asunto que deben decidir el Señor y usted. Si nunca antes ha sido consistente en tener un devocional, podría empezar con siete minutos y dejar que crezcan de un modo natural.

Póngase como meta no pasar menos de 15 minutos por día con el Señor. Comparados con las 168 horas que todos tenemos a la semana, 1 hora y 45 minutos son desproporcionadamente mínimas cuando considera que Dios lo creó para tener compañerismo con él. A continuación le damos algunas pautas adicionales:

1. No intente tener un devocional de dos o cuatro horas al inicio. Todo lo que conseguirá será desanimarse. Debe crecer en esta relación igual que en cualquier otra. Así que empiece a ser constante con siete minutos y deje que crezca; es mejor ser consistente con un tiempo corto que tener una cita de una hora cada dos semanas.

2. No esté pendiente del reloj. Estar pendiente del reloj puede arruinar su devocional más rápido que ninguna otra cosa. Decida qué puede hacer con la Palabra y la oración en el tiempo que escogió y llévelo a cabo. A veces le va a llevar más tiempo del que estableció y otras le llevará menos. Pero no esté pendiente de su reloj.

3. Destaque la calidad, no la cantidad. No hay nada grandiosamente espiritual en tener un devocional de 2 horas. Lo importante es qué puede hacer en ese tiempo, ya sean 15 minutos o 2 horas. Propóngase como meta tener una relación de calidad con Dios.

¿Cómo tener un tiempo devocional? Empezar con la actitud correcta

Ante los ojos de Dios, la razón de lo que usted hace es mucho más importante que lo que hace (1S 16.7). Es posible hacer lo que es correcto, pero con una actitud equivocada. Este fue el problema de Amasías (2Cr 25.2).

Cuando tenga su cita con Dios en su devocional, debe tener una actitud correcta:
1. Expectativa
Venga ante Dios con anticipación y deseo. Espere tener un buen tiempo de compañerismo con él y recibir una bendición de los momentos en los que van a estar juntos. Esto era lo que David esperaba (Sal 63.1; 42.1).

2. Reverencia
No corra ante la presencia de Dios; más bien prepare su corazón para permanecer tranquilo delante de él y permita que la quietud disipe los pensamientos del mundo (Hab 2.20; Sal 89.7). Ir a la presencia de Dios no es lo mismo que ir a un partido de fútbol o a algún otro tipo de entretenimiento.

3. Atención
Abra los ojos, primero despierte. Recuerde que se encuentra con el Creador, el Hacedor de los cielos y la tierra, el Redentor de los hombres. Esté completamente descansado y atento. La mejor preparación para un devocional matutino empieza la noche anterior. Acuéstate temprano para que esté en buena forma para encontrarse con Dios por la mañana, porque Él se merece toda su atención.

4. Dispóngase a obedecer
Esta actitud es crucial: usted no asiste a su devocional para escoger lo que querrá hacer o no hacer, sino con el propósito de hacer ni más ni menos de lo que Dios quiere que haga (Jn 7.17). Así que reúnase con el Señor habiendo escogido hacer su voluntad, sin importar cuál sea esta.

Máximas

Ora siempre. De ser necesario, usa palabras.
Sacrilegio es sentir culpa por los pecados perdonados.
Dios olvida el pasado. Imítalo.
Por la avaricia a menudo me he lamentado. Por la generosidad… nunca.
Nunca te pierdas la oportunidad de leer una historia a un niño.
Persigue el perdón, no la inocencia.
Sé doblemente amable con las personas que te traen la comida o estacionan tu automóvil.
Al comprar un obsequio para tu esposa, lo práctico puede resultar más caro que lo extravagante.
No le pidas a Dios que haga lo que tú quieras. Pídele que haga lo que sea correcto.
No fueron los clavos los que fijaron a Dios a una cruz. Fue amor.
Te darás por vencido con respecto a ti antes de que lo haga Dios.
Reconoce la respuesta a la oración cuando la veas y no te des por vencido cuando no.
La adulación es deshonestidad elegante.
Tratamos a otros del modo que percibimos que nos trata Dios.
A veces lo más piadoso que podemos hacer es tomarnos un día de descanso.
La fe en el futuro engendra poder en el presente.
Nadie es inútil para Dios. Nadie.
El conflicto es inevitable, pero el combate es opcional.
Nunca perdonarás a nadie más de lo que Dios ya te ha perdonado.
Alcanza el éxito en lo que tiene importancia.
Lamentarás haber abierto la boca. Pocas veces lamentarás haberla mantenido cerrada.
Ver el pecado sin la gracia produce desesperanza. Ver la gracia sin el pecado produce arrogancia. Verlos juntos produce conversión.
La fe es la firmeza del alma que le aporta osadía a los sueños.
Dios no tiene reloj.
Nunca subestimes un gesto de afecto.
Cuando Jesús se fue al hogar, dejó abierta la puerta de entrada.

Y para resumir todo:
En cuanto puedas, salda tus deudas.
Mientras puedas, brinda el beneficio de la duda.
Tanto como puedas, agradece. Él ya nos ha dado más de lo que nos merecemos.

“Cuando Dios susurra tu nombre”, capítulo 5, Max Lucado, Editorial Betania.

La voluntad constante de aprender

Para producir en el rebaño resultados, necesitamos sentirnos como alumnos en la escuela de Dios. Dos tentaciones pueden dañarnos como líderes, la primera es creer que lo que sabemos es suficiente y no necesitamos continuar las investigaciones, y la segunda es pensar totalmente lo contrario, y vivir en permanente búsqueda de lo desconocido.

Pablo, que quería precisamente evitar que Timoteo asumiera esa actitud, trató de imprimir en él la necesidad de leer, tanto la Escritura como cualquier otro escrito que le ayudara en el combate contra los apóstatas.

Lo que denominaba “las fábulas” era la manera de interpretar y comentar los dichos sagrados que ponían a la Escritura al mismo nivel que los poemas de Homero. Así, el evangelio resultaba ser una alegoría de la relación entre Dios y el mundo que aniquilaba la redención y toda intervención de Dios para rescatar a los pecadores.

Enseñadores, como Timoteo y otros, no podían quedarse con los rudimentos de la enseñanza, ni con la actitud de combatir la constante evolución de la herejía con tradiciones intrascendentes que tornaban al combate en una lucha estéril de palabras (1Timoteo 1:4). Necesitaban estudiar constantemente el contenido de las sanas palabras y dedicarse plenamente a la enseñanza para confirmar el rebaño (Colosenses 2:7).

El tesoro sagrado recibió el nombre “el buen depósito” o “lo que te ha sido encomendado” (1Timoteo 6:20; 2 Timoteo 1:14), que es una expresión bancaria, y hace del contenido del evangelio en el interior de cada miembro de Cristo un patrimonio a disposición del Espíritu Santo.

Aunque ahora no tengamos las fábulas compuestas de los días apostólicos, existen también libros con muchas interpretaciones que las reemplazan, y causan dificultades similares y aun mayores. Las escuelas de interpretación se han multiplicado y traído a nuestra escena problemas exegéticos muy complejos. La situación vuelve a poner de relieve la urgente necesidad de que como líderes nos ocupemos en el estudio de la hermenéutica, que es la ciencia que nos ayuda a la interpretación sana de las Escrituras.

A modo de orientación, diremos que las primeras normas que hay que tener en cuenta en la interpretación se basan sobre las siguientes pautas:

Primero: La Escritura se interpreta a sí misma. Generalmente, cuando un tema se menciona por primera vez, aparecen datos que servirán de antecedentes documentales para la compresión futura.

Segundo: Una afirmación sobresaliente se encuentra rodeada de contextos que certifican las intenciones del autor y favorecen la comprensión de lo que afirma. El lector tiene que leer el contenido de todo el párrafo que rodea su texto.

Tercero: El significado de la palabra o frase se investiga primeramente teniendo en cuenta el uso o significado de su día.

Raúl Caballero Yoccou, “El líder conforme al corazón de Dios”

Realidades en cuanto al tiempo

La primera realidad que presenta el tiempo, es que todos tenemos la misma cantidad disponible. Hay un factor común que nos unifica a todos sin excepción, seamos cristianos o no, y es que cada uno cuenta con veinticuatro horas al día. Ni un segundo más ni uno menos. En esto somos todos absolutamente iguales. No es, pues, la cantidad de tiempo de que disponemos lo que determina la calidad de nuestra vida.

La segunda realidad en cuanto al tiempo, es que debe ser administrado. El tiempo es el recurso más valioso y más escaso con que contamos. No podemos ahorrarlo como el dinero, ni acumularlo como si fuera materia prima. No puede ser detenido y vuelto a poner en marcha como una maquinaria; no puede ser reemplazado como un operario. Es el elemento menos flexible de nuestra vida. Estamos forzados a usarlo a sesenta segundos por minuto. El reloj nunca se detiene.

La consecuencia directa de esta realidad palpable es que cada individuo debe aprender a administrar el tiempo. La vida de cada persona que nace en este mundo es semejante a un libro en blanco cuyas páginas deben escribirse diariamente y luego serán leídas por todos los demás. Por tanto, es prerrogativa inalienable de todos el derecho a administrar el tiempo, a determinar en qué lo invertiremos. El uso del tiempo puede tornarse en una inversión que nos otorgue dividendos generosos en esta vida y en la eternidad o en una pérdida completa. Peter F. Drucker afirma: “El tiempo es el recurso más escaso y, a menos que lo sepamos administrar, nada más podrá ser administrado”.

La tercera realidad que nos confronta en relación con el tiempo es que, la manera en que lo administramos determinará nuestra efectividad, tanto en lo personal, como en lo familiar, como en lo vocacional y en nuestro servicio. La correcta administración del tiempo determina la efectividad de nuestra labor.

Decimos que el tiempo es oro; por lo tanto, debemos ser muy cuidadosos en cómo lo invertimos. Si todos los seres humanos administraran su dinero como administran su tiempo, terminarían en bancarrota. Por cada uno que sabe administrarlo correctamente hay noventa y nueve que lo malgastan. Si la manera de administrar el tiempo es la clave de la efectividad para cualquier ejecutivo secular, cuanto más imperativo será entonces para cualquier líder cristiano aprender a administrarlo. Si su ambición suprema en la vida es llegar a ser como su Señor, entonces en esta área tiene un modelo de eficiencia superlativa. Jesucristo tuvo días idénticos a los nuestros, ni más largos ni más cortos.

“El líder del siglo XXI”, Oscar Sánchez.

Las consecuencias del pecado sexual

Los antibióticos evitan o curan algunas enfermedades venéreas. Los anticonceptivos reducen la posibilidad de un embarazo. Pero no hay anticonceptivo para la conciencia.

La ciencia médica podrá eliminar algunas de las consecuencias de mi pecado. Sin embargo, no puede hacer desaparecer el que tengo que rendir cuentas a Dios.

El pecado sexual bloquea la comunicación con Dios. Si estamos atrapados en la inmoralidad, sólo hay una oración que Él quiere oír de nosotros: la oración de confesión y arrepentimiento.

El pecado de Acán hizo que murieran treinta y seis personas, además de su familia. ¡Hay consecuencias!
Reunión de Jóvenes sábados a las 6 pm Urb. Alvarez Thomas D-11