5. Improductivos
Además, un bebé se pasa la vida jugando en pequeñeces. Un
bebé es la persona más improductiva del planeta. Los queremos, pero lo único
que hacen es dar trabajo a sus padres. Viven una vida de juego y de
superficialidad. Todo lo que hacen debe convertirse en un juego.
Queremos jugar, y no dudamos en anunciar nuestras
conferencias bíblicas como parques infantiles religiosos, lo cual demuestra lo
carnales que somos. Vivimos una vida de juegos y tonterías. Para que muchos
cristianos se interesen en el estudio bíblico o en las misiones, debemos
camuflarlas como juegos, para que resulten más atractivas. A un cristiano
carnal deben convencerle para que estudie la Biblia, y se le debe presentar
como una actividad divertida.
6. Proclives a exculparse
Otra característica de un bebé es que son dados a las
rabietas, la inquietud y la actitud peleona. Siempre culpan de todo a causas
secundarias. Todos los bebés lo hacen, y al final dejan atrás esa fase, cuando
crecen.
Siempre podremos identificar a un cristiano carnal, porque
culpa de todo a causas externas. Cuando pierde su empleo, echa la culpa a su
jefe en lugar de a su propia incompetencia y a su incapacidad para conservar su
puesto. Seguro que no conoce a ningún bebé que acepte su culpa; ésta siempre es
de los demás.
7. Amantes de una dieta limitada
Un bebé toma una dieta a base de leche y verduras
trituradas. Ésa es la imagen de un bebé. Aún no puede digerir alimentos
sólidos. Todo debe ser triturado, para que no perjudique a su delicado aparato
digestivo.
Un cristiano carnal señala en su Biblia pasajes breves y
tiernos, pasando por alto aquellos otros que desgarran el alma, nos reprenden,
nos disciplinan y nos castigan. El cristiano carnal no es capaz de digerir “la
carne de la Palabra”. Todo debe estar predigerido y administrado en dosis
medidas, para no ofender su delicado aparato digestivo.
"Fe Auténtica", A.W. Tozer, Editorial Portavoz.